VASCULARIZACIÓN CUTANEA
La red vascular cutánea es muy
abundante, si bien se encuentra
exclusivamente en la dermis. La epidermis carece de vascularización, ya que sus
intercambios metabólicos se realizan por difusión a través de la membrana basal
con la red vascular dérmica.
El aporte de
sangre arterial se realiza a partir de las arterias subcutáneas que se
localizan en la zona de unión dermo-hipodérmica. Estas arterias se subdividen
en arteriolas que, a este nivel, forman entre si numerosos entrecruzamientos,
conformando el plexo arterial dérmico profundo.
De este plexo
profundo nacen arteriolas más finas que ascienden en sentido vertical hacia la
dermis superficial, donde se entrecruzan nuevamente formando el plexo arterial
dérmico superficial, del que nacen numerosos capilares responsables del aporte
metabólico de las estructuras dérmica, pero también de la nutrición de las
células de la capa basal de la epidermis, introduciéndose en el espesor de la
papila dérmica, donde forma el asa capilar ya que el capilar arterial
ascendente se continúa con el capilar venoso descendente.
CIRCULACIÓN VENOSA
Transcurre de
forma paralela a la circulación arterial, pero en sentido inverso. Los
capilares arteriales se transformarán en capilares venosos una vez ocurridos
los intercambios metabólicos, y seguirán su recorrido junto a los anteriores,
pero en dirección contraria, constituyendo también un plexo venoso superficial
o subpapilar, que se continúa en sentido vertical descendente con un plexo
venoso profundo, que a nivel del unión dermo-hipodérmica confluye en las venas
subcutáneas.
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